lunes, 1 de septiembre de 2008

Liliana

Definitivamente el problema no era Liliana. El problema eran todos los demás.
El problema no era que Liliana usara fijador en aerosol o utilizara el carro para ir a la tiendita de la esquina, el problema no era que ella tirara la basura por la calle o no cruzara por el puente peatonal, el problema era que todos los demás no habían inventado algo mejor que el aerosol para el cabello, era que todos los demás no pusieron la tiendita lo suficientemente cerca; el problema eran todos los demás porque no aseaban las calles y además pusieron el puente muy lejos.
El problema no era que Liliana se hiciera la victima, lo que sucedía era que todos los demás la han atormentado demasiado.
El problema no era Liliana y su esplendido futuro tan prometedor. El problema radicaba en que a la maestra de cuarto año no le caía bien Liliana y por eso la reprobó, lo que sucedió fue que sus papas discutían mucho y el primo del vecino murió, el problema fue que su papa nunca la llevo a disneylandia, el problema fue que el amor de su vida nunca la pelo.
El problema no era Liliana, eran todos, TODOS los demás.
No era su culpa entregarse demasiado, era que todos los demás no la sabían valorar. Tampoco era su culpa su sobresaliente inteligencia, su gran sentido humanitario, su menospreciada habilidad artística, su humildad o su atractivo físico tan bien escondido detrás de sus ojos o su sonrisa; NO, lo que pasaba era que todos los demás, son unos estúpidos, egoístas, sin talento, egocéntricos, gordos, feos, chaparros, chimuelos o miopes que no logran apreciar la finura de su ser.
No, definitivamente el problema no es Liliana.
El problema, el verdadero problema son todos los demás con su maldita manía de parecerse a Liliana.

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