No he tenido la oportunidad de postrarme frente a un orden, de esos que llaman clásicos. Solo cuando en ocasiones intento imaginar nuestros cuerpos reducidos, impresos y doblegados ante imágenes de tan grandiosas obras clásicas, renacentistas o neoclásicas. Solo nos toca imaginar lo que los textos tratan de explicarnos con un vocabulario intrínseco, pero que nunca podrán hacernos entender el verdadero sentir que produce dichas edificaciones.
Aun no entiendo la importancia que tienen o han tenido a través del tiempo estos órdenes. ¿O es que tal vez nos hemos olvidado de tales vestigios gracias a la nueva era de la modernidad y tecnología, trayendo consigo un mundo que gira a marcha veloz y repleto de imágenes en el que vivimos enajenados día a día; que no reconocemos en verdad lo que la arquitectura trata de decirnos? ¿O es a caso que el lenguaje de la arquitectura -especialmente el del clásico- se ha extinguido por completo? Pero, entonces ¿A que nos referimos con lenguaje, con lenguaje clásico? ¿Se limita solo este al empleo de elementos decorativos que provienen de la época greco-romana; del empleo de los órdenes, de los arcos y demás? Yo creo que no. Yo creo que se nos ha restringido y enseñado únicamente a solo pensar en esto. Es por eso que en el presente ensayo expongo la mi opinión acerca de este lenguaje clásico de la arquitectura y la manera en que ha trascendido hasta nuestros tiempos.
El lenguaje es la capacidad que tiene -en este caso- la arquitectura o los elementos que la conforman de comunicarse mediante un sistema de signos, de expresarse a través de sus formas, de su esencia. Por lo tanto el lenguaje clásico va mucho más allá que simples columnas, más allá de lo que representan sus órdenes.
Si bien, todo este lenguaje empezó con la elaboración de estos elementos sustentantes, a base de troncos que constituirían la cabaña primitiva y que poco después se fueron perfeccionando en madera hasta detallarlos en piedra y desembocar en lo que hoy conocemos como templos griegos. La adopción y aplicación de estos elementos por parte de los romanos y en épocas posteriores, no solo fue para engrandecer los edificios o cumplir con ciertos cánones de belleza, como pudiera parecer. Su función no fue enteramente ornamental. El mínimo error de diseño de cualquiera de sus partes afectaría a todo el conjunto: “…en el lenguaje de la arquitectura clásica los ordenes no se prenden con alfileres a la estructura, sino que están integrados en ella… siempre el control del conjunto está en sus manos”
Con el tiempo ya no solo se utilizarían columnas exentas, sino que se modificarían de tal forma que ahora había variaciones de ellas, pero que aun así seguían manteniendo ciertas reglas. Reglas que fueron evolucionando a manos de aquellos quienes las empleaban, llegando a explotarlas a su antojo, pero siempre con singular significado.
Ya en la época moderna, solo se hace alusión a ellos de manera más subjetiva y difusa. Algunos edificios dejan entrever en sus sobrias fachadas alguno que otro indicio de este lenguaje clásico.
Pero ¿qué ha pasado en la actualidad?. Yo creo que este lenguaje no solo ha evolucionado a formas más abstractas. Simplemente la idea que se tenía de esos elementos que conformaban la cabaña primitiva y que según Laugier declaraba: “…era la imagen última de la verdad arquitectónico, «el modelo sobre el cual se han imaginado todas las magnificencias de la arquitectura»… y deseaba que los arquitectos los utilizasen con el mismo sentido de verdad constructiva que alentaba en los puntales y vigas de la cabaña primitiva”1, se han modificado a causa de los nuevos materiales. Sin embargo siempre existirán los elementos sustentantes y los elemento sustentados. Aunque algunas veces, y gracias al avance tecnológico, se ha podido prescindido de ellos. Y no creo que este mal. El hecho de que no sean tangibles estos elementos, no quiere decir que haya desaparecido de igual forma su esencia. Sin embargo también es cierto que se ha caído en la deshonestidad arquitectónica, efímera, y por ende, en un lenguaje falso e impío que no merece ser escuchado.
El lenguaje clásico marca la pauta para la realización de cualquier obra arquitectónica -o al menos, mi mente conservadora dicta que así debe de ser-. Pienso que la arquitectura hablará por nosotros, independientemente de la calidad con la que la hagamos. Esta deberá transmitir al espectador -ya sea de manera implícita o explícita- un sentimiento expresado a través de un lenguaje fundamentado en valores denominados clásicos.
BenHa (mayo del 2007)
miércoles, 16 de abril de 2008
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3 comentarios:
hola, me podrias decir de quien es este texto??
muchas gracias
a no mames
como se nota que no entendiste nada...
vuelvelo a leer a la verga.... y lo posteas para presentarlo.... tienes 12 horas mierda
El tipo que escribió esto no tiene ni la más remota idea de la historia de la arquitectura y menos de teoria de la arquitectura, pero en fin, "en el país de los ciegos el tuerto es rey..."
Lectura recomendada: Summerson, John, "El lenguaje cl'asico de la arquitectura".
Saludos.
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